
Edadismo en las consultas médicas

«No me grite, doctor»: el peso del edadismo y los prejuicios en consultas médicas
El edadismo, o discriminación por edad, es una realidad en el ámbito sanitario que afecta a millones de personas mayores. Aunque muchos profesionales actúan con buena intención, sus gestos y palabras pueden perpetuar estereotipos que menoscaban la dignidad de los pacientes. Es decir, pueden considerarse edadismo en las consultas médicas. Sociedades médicas como la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG) han alertado sobre esta problemática, evidenciando cómo el trato condescendiente, la infantilización o la exclusión en decisiones médicas generan frustración y exclusión. Los testimonios de los mayores revelan una realidad incómoda: la cantidad ser tratados como incapaces solo por su edad. Esta es una de las razones por las que una madre no quiere ir al médico.
La infantilización una muestra del edadismo en las consultas médicas
Juan Domínguez Calzada, de 82 años, enfrenta un problema recurrente: sus médicos le hablan a gritos, asumiendo que no escucha bien por su edad. Un día, cansado, respondió: «No me grite, doctor, le oigo aunque le parezca viejo». Este paternalismo, aunque bienintencionado, refleja un prejuicio arraigado. Según la SEMEG, el 82% de los geriatras ha observado conductas edadistas en su entorno. El tono elevado, la simplificación excesiva o dirigirse al acompañante en lugar del paciente son gestos que invalidan su autonomía. Y es una muestra del daño que hace el edadismo en las consultas médicas.
La invisibilidad del paciente mayor
Rómula García, de 85 años, vivió una situación similar cuando su médica explicó los resultados de sus análisis a su hija, ignorándola a ella. «Era una invitada de piedra», relata. Aunque su hija pronto se marchó, fue Rómula quien gestionó su tratamiento. Este caso ilustra cómo se asume que las personas mayores no comprenden su propia salud. Mariqueta Vázquez, presidenta de AMES, denuncia: «Parece que no eres nadie cuando eres mayor y vas al médico». La exclusión en la comunicación médica refuerza una dependencia innecesaria.
Protección excesiva: ¿ayuda o discriminación?
Muchos mayores acuden a consultas acompañados por familiares jóvenes, algo que, según Vázquez, puede ser contraproducente si no es estrictamente necesario. «Se hace más dependientes a los mayores cuando se les protege tanto», afirma. Esta sobreprotección limita su autonomía y refuerza estereotipos de fragilidad. La geriatría insiste en que, salvo casos de deterioro cognitivo o físico, los pacientes mayores deben ser interlocutores directos en su atención médica, respetando su capacidad de decisión.
Consecuencias del edadismo en la salud
El psiquiatra Pedro Montejo, en un artículo para la Sociedad Española de Geriatría, advierte que el edadismo afecta la cognición, las emociones y la conducta de los pacientes. Ser tratados como incapaces puede generar ansiedad, baja autoestima o incluso rechazo a acudir al médico. Además, estudios señalan que los mayores tienen menos acceso a terapias avanzadas o ensayos clínicos por prejuicios sobre su esperanza de vida. Esto no solo perjudica su salud, sino que perpetúa desigualdades en el sistema sanitario.
Hacia un trato digno: el papel de los profesionales
Cambiar esta dinámica requiere formación y concienciación. Los profesionales deben evitar generalizaciones: no todos los mayores tienen pérdida auditiva o dificultades cognitivas. Hablar directamente al paciente, usar un tono respetuoso y validar sus inquietudes son pasos esenciales. Instituciones como la SEMEG promueven protocolos contra el edadismo en las consultas médicas, recordando que el envejecimiento no implica incapacidad. Como señala Montejo, el respeto a la autonomía mejora no solo la experiencia del paciente, sino también los resultados clínicos.
Conclusión: Romper estereotipos para una sanidad inclusiva
El edadismo en las consultas médicas es un problema estructural que exige un cambio cultural. Escuchar a los mayores, tratarlos como adultos autónomos y eliminar prejuicios son acciones urgentes. Como dijo Juan Domínguez: «Le oigo aunque le parezca viejo». Su frase resume una demanda clara: ser vistos como personas, no como cifras en una historia clínica. Solo así la atención médica será verdaderamente equitativa y humana. Nuestra residencia de ancianos en Ronda, Centro Residencial Monseñor Parra Grossi, comparte la lucha contra el edadismo en las consultas médicas. Además de contra cualquier tipo de edadismo.